“¿Cómo se sigue?”, se preguntaba Nina la noche del 7 de abril de 1968 frente al público de Westbury Music Fair, en Nueva York, a horas del atentado que se llevara la vida del líder pacifista Martin Luther King, asesinado de un disparo en el hotel Lorraine, en Memphis, Tennessee; el mismo a quien con total descaro alguna vez Nina le espetó un “yo no soy pacifista”, según reveló su guitarrista y socio musical Al Schackman.
“Lo que importa es la realidad, ¿no es así? No los espectáculos. No importan los micrófonos y toda esa mierda; lo que importa es otra cosa. No podemos permitirnos más pérdidas. Nos están matando ,uno por uno. No lo olviden: porque nos están matando uno por uno”, concluía aquella noche Nina Simone, la artista, la activista por los Derechos Civiles, la mujer comprometida con su tiempo, la que recuperó y reivindicó sus raíces africanas, la cantante y compositora que quedaría para siempre en la historia de la música, de la que fuera: jazz, blues, canción de protesta, góspel, pop o rock.
Había llegado a este mundo un día como este miércoles 21 de febrero, pero de 1933, y había llegado para cambiarlo.
“¿Cómo se sigue?”, se preguntó ante el público aquella noche de tragedia reciente, y siguió como siguen los artistas que intentan cambiar el mundo: cantó la sublime canción “¿Por qué? El Rey del amor está muerto” ("Why? (The King of Love Is Dead)” que, apenas 24 horas atrás, había compuesto su bajista, Gene Taylor, tras la noticia del asesinato.
"Amigos, será mejor que se detengan y piensen. / Todo el mundo sabe que estamos al límite. / ¿Qué pasará ahora que el Rey está muerto? / Todos podemos llorar; nada cambiará. / Enseña a tu gente: ¿aprenderán algún día?